Si bien Europa no podrá reparar el daño de sus soldados en sus excursiones a África, al menos sí puede intentar devolver lo saqueado. Quien se subió con Bélgica al tren de regresar piezas sustraídas de aquellos días fue Alemania, que entregó a Nigeria dos bronces de Benín y más de 1,000 artículos que tenían, hasta ahora, exhibidos en sus museos. Estos objetos llevaban más de un siglo fuera de su lugar de origen y habían sido robados por tropas británicas de la región de África occidental. Este gesto tuvo lugar en Berlín, donde las ministras de Exteriores y de Cultura alemanas firmaron el convenio con sus homólogos nigerianos.