Hay una línea muy delgada entre tocar la sensibilidad de las personas y aprovecharse de situaciones ajenas. Teniendo esto en cuenta, dependerá de cada uno cómo tomemos el reciente proyecto del diseñador español, Ernesto Artillo: con el nombre “IIegal”, sacó una colección de Alta Costura creada a partir de prendas usadas y abandonadas por migrantes en las playas de Cabo de Gata —al sur de la península ibérica, frente al mar Mediterráneo—.
Así, las piezas que alguna vez acompañaron a personas a cruzar este camino migrante, fueron vistas en la Semana de la Moda de Madrid, con la curación e intervención de Artillo.
¿Cómo nace este proyecto?
De acuerdo con el propio diseñador, este fue un proyecto que se empezó a gestar desde hace años, cuando llegó a las costas de Cabo de Gata y empezó a recoger piezas en este mar de prendas que quedaban como rastro de un crudo viaje. Primero lo hizo para quitarlas de los paisajes, pero luego no le nació tirarlas, por lo que las almacenó ya lavadas, comentó a Elle Magazine.
Incluso, confesó, él mismo las usaba; para él significaba llevar una historia en su piel. El caso es que, eventualmente, empezó a crear una colección de la mano de la Escuela Estación Diseño de Granada, que le ayudó con parte de la confección de las prendas repensadas con su visión.
Para Artillo el punto es hacernos reflexionar sobre “cómo nos relacionamos con la insostenibilidad de la industria textil”, ya que la mayoría de las prendas son imitaciones de marcas de lujo, como Prada, Gucci, Hugo Boss, entre otras. Y partiendo de ahí, para él, mirar cómo esta industria tan dañina nos hace ver un gran tema: la migración.
La controversia
Si bien para Artillo este proyecto es una manera de poner el tema migratorio sobre las pasarelas y así en las conversaciones, lo cierto es que ha habido bastante controversia en torno al tema.
Las piezas, que pronto estarán a la venta, le han ganado la etiqueta de “oportunista”. Esto por el hecho de lucrar, de alguna manera, con estas historias ajenas que surgen de la necesidad de escapar de lugares violentos e injustos.
Además, ha sido tachado como “whitexican”, es decir, como alguien que desde su privilegio se aprovecha de vivencias de minorías. Alguien que, desde una “moralidad blanca” construye una “sensibilidad” y “espectaculiza” el dolor ajeno.
Y es que, aunque el proyecto puede nacer desde una buena intención, es inevitable ver un romanticismo de la situación migratoria en esta colección.
Cabe decir que Artillo dijo que donará el 50% de las ganancias a la asociación ACCEM, una organización sin fines de lucro que apoya a personas refugiadas y migrantes. Y claro que ha respondido a estas acusaciones, pero para que veas lo dividida que está la gente, solo basta con ver las sección de comments:
¿Tú qué opinas? ¿En qué espectro de sensibilidad está la colección “Ilegal”? ¿Hasta dónde podemos catalogar algo como “arte” sin aprovecharnos de situaciones ajenas, manchadas por el dolor y la injusticia?