Así como el asalto al Capitolio estadounidense llevó a una ardua investigación, las cosas en Brasil se dirigen por el mismo camino. Y es que, Lula da Silva sospecha que gente pro Bolsonaro, inmiscuida en el personal presidencial, le dio entrada a los extremistas que irrumpieron en su oficina buscando derrocar al gobierno. Por esto, prometió que las autoridades harán una “selección minuciosa” de los empleados y advirtió que no permitirá que ningún bolsonarista incondicional ande rondando en los pasillos del palacio presidencial. El nuevo presi dijo que estaba muy enojado, además de estar seguro de que son varios los cómplices detrás del ataque.