… las doce y la una, las dos y las tres; y duró menos la borrachera de Sabina que la parálisis del Capitolio. Como te contamos, el martes inició el nuevo Congreso de Estados Unidos, y los republicanos tenían la tarea de nombrar a la o el nuevo presidente de la Cámara de Representantes. Suena fácil, ¿no? El tema aquí es que el partido Republicano está más dividido que tus tías y tíos peleando los terrenos de la abuela en la cena de Navidad.
Como el Partido Republicano consiguió una ligera mayoría en la Cámara de Representantes tras las midterms, tiene el poder de elegir al speaker of the house. Kevin McCarthy levantó la mano, pero nunca contó con que 20 de sus compañeros, pertenecientes al ala más radical del partido, le dieran la espalda. McCarthy necesita 218 votos, pero tras seis votaciones apenas alcanza los 201. Esto es incluso menos que los 212 votos que tiene el líder demócrata, Hakeem Jeffries, que ya es el primer hombre afroamericano en ser líder de bancada en la Cámara de Representantes.
La Cámara votó ayer por la noche para retrasar una séptima votación, la cual se realizará hoy al mediodía. ¿Y si no se ponen de acuerdo? El Congreso estará en una parálisis grave sin poder funcionar correctamente hasta que se elija a un speaker. Y esto puede tardar, porque cada votación dura más de una hora. Por ejemplo, en 1855 se necesitaron 133 rondas de votación para elegir al presidente de la Cámara, lo que significó un parón de dos meses en las actividades legislativas. Y ahorita apenas vamos en la sexta votación, así que mejor ve poniéndote cómodo o cómoda.
