Otro detalle que es importante mencionar es que los cuatro testimonios contradicen la versión que dio el oficial al mando del convoy, el capitán Elio N. Aunque los uniformados aseguraron que en efecto escucharon disparos, ninguno de ellos sugirió que provenían de la camioneta de los muchachos. Asimismo, algunos testimonios comentaron que notaron movimientos extraños dentro de su vehículo, una vez detenido, después de chocar y que los muchachos apagaron la luz interior.
Lo último que se supo sobre el paradero de estos militares es que se encuentran tras las rejas de una cárcel militar ubicada en Ciudad de México. Respecto a esto, la CNDH señaló que la FGR ya solicitó que se formulara su imputación. ¿Bajo qué cargo? Ve tú a saber, ese fue un detallito que la instancia omitió aclarar.
Puede que el reporte se haya quedado corto
Ya que el órgano derechohumanero evitó investigar la posible responsabilidad de los altos mandos militares que estaban a cargo de los uniformados acusados. Además, la instancia ni siquiera quiso hablar del rol que tuvo la Sedena en el hecho, ni tampoco de la estrategia de seguridad de los gobiernos. Únicamente se limitó a criticar a la dependencia y las acciones de sus elementos, alegando que “no solo dejaron en estado de indefensión a las víctimas y a sus familias, sino que afectaron a la sociedad en su conjunto, pues con su conducta vulneraron el derecho a la seguridad jurídica, a la integridad y seguridad personal y a la vida”.
Las críticas no faltaron
Quien se mostró insatisfecho ante el contenido de este informe fue el director del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Raymundo Ramos, que salió a decir que este documento "no cuestiona la cadena de mando y que, además, omite los tratos crueles y degradantes que sufrieron (los supervivientes) Luis Gerardo y Alejandro”.