La papa caliente diplomática entre Rusia y Estonia se estaba quemando y ya se achicharró, ahora que Moscú le ordenó al embajador estonio abandonar su país antes del 7 de febrero. La decisión del Kremlin vino tras acusar a su vecino de "rusofobia" y de querer destruir a propósito sus relaciones, luego de que los estonios pidieron hacer más pequeña la embajada rusa en Tallin y de pláticas de representantes de la OTAN en una base militar en Estonia para ayudar a Ucrania. Por su parte, el gobierno estonio le pidió al embajador ruso hacer lo mismo.