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Acuérdate que respecto al caso de Odebretch, en 2019, la Fiscalía General de la República decidió abrir un juicio en contra de Emilio Lozoya después de descubrir que, entre el 2010 y 2014, el funcionario público se dejó sobornar por la empresa constructora brasileña. Bastó con soltar uno que otro contrato que le daba la libertad a Odebrecht de reconfigurar las refinerías de Minatitlán, Tula y Salamanca para que Lozoya terminara ganando unos 10 millones de dólares. Ante esta calamidad, las autoridades piden que lo condenen a 46 años de cárcel.
Como toda novela judicial, no faltaron los dramas, pues la mamá de Lozoya le solicitó al mismísimo López Obrador por medio de un Zoom que le dé chance a su hijo. También reclamó que si el mero mero de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Pablo Gómez, ha anunciado en las mañaneras que tienen pruebas contra el expresidente Enrique Peña Nieto, por qué las autoridades no proceden contra él y sí mantienen un proceso contra ella y su hijo.
Mientras que el caso de Agronitrogenados...
Ocurrió justo cuando el gobierno priista de Enrique Peña Nieto apenas estaba arrancando motores, por ahí del 2014. El mundo de Lozoya se derrumbó después de que el periódico Reforma publicó una investigación donde mostraba que Lozoya había tranzado al Estado Mexicano después de que compró una planta de fertilizantes llamada Agronitrogenados, que estaba mal equipada, en mal estado y tenía 14 años sin operar. Por estos hechos, la FGR solicitó condenarlo a 15 años de prisión.