Quien sigue haciendo enojar a propios y extraños es Emmanuel Macron, que durante su visita a China la semana pasada dijo ante medios de comunicación como Politico y Les Echos que Europa debía mantenerse al margen de la crisis de Taiwán y no seguir tanto los pasos de Estados Unidos en el tema. Para no entrar en rodeos, dijo que la Unión Europea no debía meterse donde no le llaman. Esto le gustó a Pekín, pero no tanto a sus aliados estadounidenses y europeos. En Estados Unidos, el senador Marco Rubio criticó la postura del francés y en Alemania el parlamentario Norbert Röttgen hizo lo mismo.