Él no sabía quién era Harry y Harry, por decir lo menos, ha sido su admirador por años.
De esto se trata el encuentro entre Harry Styles y David Hockney, uno de los artistas británicos más influyentes del siglo XX.
Se conocieron en mayo pasado, en el estudio de David en Normandía, con la intención de que la estrella pop fuera el protagonista de su nuevo retrato. ¿Lo curioso? Hockney no tenía idea de la fama de Harry, y él no se molestó en decirle.
Así lo ha contado cada uno en una entrevista especial para Vogue, a cargo de Liam Hess, editor de la revista estadounidense.
Si bien para Hockney la popularidad de Harry era algo desconocido, seguramente para nosotros no. Más bien, puede que sea al revés y no reconozcamos del todo su nombre.
Bueno, se trata de un pintor que se ha inspirado en Picasso y Dubuffet, y que ha tenido influencia de Andy Warhol, a quien conoció por allá de los 60. Por eso es considerado un artista pop… aunque él siempre lo ha negado.
Y a todo esto, ¿por qué decidió retratar a Harry? Hockney solo quería plasmar la esencia de la persona que había llegado a su estudio y tenía frente a él. “Entonces no era consciente de su celebridad (…) Era una persona más que venía al estudio”, dijo a Vogue.
Aunque, tras reconocer la fama de Harry, se convirtió en el retrato inaugural de la exposición “David Hockney: Drawing From Life”, en la National Portrait Gallery de Inglaterra. Esta es la segunda edición de la expo; la primera se inauguró en febrero de 2020, pero por la pandemia tuvo que cerrarse a las pocas semanas.
Así pues, el inesperado retrato de Harry —que le llevó dos días a Hockney— lo muestra con su fleco despeinado, un cardigan muy peculiar de rayas rojas y amarillas, unos jeans y un collar de perlas. Sentado, de piernas cruzadas y con los brazos a los lados, se le ve muy relajado.
De esta manera, Harry ha quedado inmortalizado y pasará a formar parte de la peculiar galería de Hockney, en la que se encuentra el escritor Gregory Evans; el alcalde de su pueblo, Dozulé; su jardinero y… ¡su podólogo!
Y es que, tal como lo ha dicho Sarah Howgate, conservadora jefe de colecciones contemporáneas de la National Portrait Gallery de Inglaterra, a Vogue: Hockney “no es un retratista tradicional”. Y vaya que no.
