Durante los últimos días, la violencia étnica ha dejado un escenario desolador en la India. Específicamente en el estado de Manipur, donde al menos 55 personas han perdido la vida, otras 260 han sido hospitalizadas y unas 23,000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Estas cifras las dieron tanto funcionarios en hospitales como el Ejército indio. Todo es resultado de la disputa que tienen los grupos de los Kuki y los Meitei, la cual estalló la semana pasada, cuando los primeros se negaron a que los segundos fueran reconocidos como “tribu registrada” —lo que les daría beneficios del gobierno—.