La resistencia en Irán llegó para quedarse. A siete semanas de haber iniciado las protestas por el asesinato de Mahsa Amini bajo custodia policial, el movimiento se mantiene e incluso sigue tomando fuerza. De hecho, este domingo varias universidades, así como manifestantes en la región kurda del noroeste, estallaron en una nueva ola de exigencias, provocadas por la reciente muerte de Nasrin Ghadri, una estudiante kurda que perdió la vida tras ser golpeada en la cabeza por la policía, según una organización de derechos humanos. De acuerdo con otro grupo pro derechos, han muerto 200 personas a lo largo del país a manos de las fuerzas armadas por las protestas.