Madrid comenzó a repatriar a las familias españolas de combatientes del Estado Islámico que estaban atoradas en los campos de refugiados de Siria donde, por cierto, vivían en condiciones muuuy precarias —según Human Rights Watch—. Así lo anunció el gobierno ibérico, convirtiéndose así en el último país en tomar la decisión de regresar a casa a aquellos ciudadanos vinculados a ISIS que permanecían allí desde 2019, cuando los militantes fueron expulsados de la ciudad siria de Baghuz. De momento dos mujeres aterrizaron en la base militar de Torrejón de Ardoz, donde fueron detenidas para ser juzgadas. Venían con 13 niños, que fueron puestos al cuidado de los servicios sociales.