Todo empezó el miércoles…
Cuando la policía de Israel realizó un asalto a la mezquita de Al Aqsa, un símbolo importantísimo para el mundo musulmán que está ubicado en Jerusalén del Este. Durante el operativo, desalojaron por la fuerza a decenas de fieles. En respuesta, desde la Franja de Gaza fueron disparados varios cohetes al sur de Israel, lo que en automático enojó mucho a Tel Aviv, que no dudó en lanzar contraataques en la región.