Quien hizo un “oso” estratosférico fue Japón, que no tuvo de otra más que explotar en los aires uno de sus cohetes espaciales carísimos de París. La nave apenas había despegado y tuvo que ser eliminada porque su motor no funcionaba correctamente. Ocurrió este martes durante el lanzamiento del nuevo cohete H3, que no pudo levantar el vuelo como se debe desde el Centro Espacial Tanegashima, precipitándose hacia el Océano Pacífico. La agencia espacial nipona investigará las causas exactas detrás de la falla que dañó el ego de la nación japonesa, que sigue en su afán por convertirse en una potencia espacial competitiva.