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Fosas clandestinas: El destino de las madres buscadoras

Las madres buscadoras se ven en la necesidad de conseguir los recursos y los medios necesarios por su cuenta para comenzar la búsqueda de sus seres queridos.

Con el cierre del primer trimestre de 2023, México parece estar adoptando una nueva costumbre: aumentar su cifras en desapariciones cada año.

Según datos de El Economista, entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2023, han desaparecido 2,095 personas en todo el país, sin olvidar los casos que no han sido reportados o abiertos a investigación. Dicha cifra, representa el 20.54% en comparación con el mismo periodo de 2022. Nos enfrentamos al segundo inicio de año con más desparecidos. La cifra de desapariciones en México superó el año pasado la cifra simbólica de 100,000 personas desde 1964, año en el que se inició el conteo, y en cuestión de fosas, se han registrado más de 2,700 fosas clandestinas en el sexenio actual.

Cuando hablamos de madres buscadoras, hablamos de colectivos que se encargan de buscar familiares y amigxs desaparecidos, son ellas las que realizan la búsqueda en campo, de cuerpos y restos humanos, así como la identificación de aquellos enterrados en fosas comunes. Las madres buscadoras, aparte de estar realizando el trabajo del Estado, se ven en la necesidad de enfrentarse a conseguir los recursos y los medios necesarios por su cuenta para comenzar su búsqueda; sin embargo, este se ha convertido en el menor de sus problemas. Tan solo el año pasado se registraron al menos cinco asesinatos de madres buscadoras, asesinadas en sus domicilios, sus lugares de trabajo, etcétera.

El 13 de abril, María Herrera, madre buscadora, fue reconocida por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes a nivel internacional, por su ardua tarea en participación de colectivos de personas desparecidas, y por seguir en la lucha de encontrar a sus cuatro hijos, que le fueron arrebatados hace más de 10 años. Los niveles de violencia han llegado a tal grado en nuestro país, que las razones de reconocimiento para las mexicanas y mexicanos es que lleven la carga de lo que le corresponde al Estado, el reconocimiento de arriesgar sus vidas, día tras día, por saber algo de sus familiares, por exigir justicia y por dedicar sus vidas a recibir algún tipo de tranquilidad, y no hay nada más triste que esta sea la razón de reconocimiento hacia una persona.

Si bien hay algo en lo que es experto el Estado mexicano es en arrebatar la dignidad de los sectores más vulnerables, de quitarles nombres y apellido a las víctimas y familiares y convertirlos en parte de la suma de una cifra sin fin. Que el Estado siga gastando recursos en conciertos y magno-eventos, sigamos eligiendo darle visibilidad a lo que se usa como distracciones, finalmente, el Estado parece estar delegando sus tareas.

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