Un cuento de nunca acabar...
Las y los universitarios de Perú se unieron a los diferentes colectivos de manifestantes para tomar las calles de la capital, Lima. Y, como la policía ya se las olía, desplegaron a unos 6,800 uniformados en el corazón de la ciudad, donde no está de más decirte que está el palacio presidencial, el Congreso, la sede del poder judicial y demás instituciones. Como te imaginarás, ahí se concentró la movilización, que intercambió roces con los agentes. Para que te des una idea, se lanzaron de todo, desde bombas lacrimógenas, hasta piedras, palos y pintura.