El presidente francés Emmanuel Macron recibió harto hate después de reunirse en una "cena de trabajo" con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed Bin Salmán. Apenas y ambas figuras políticas se estrecharon la mano, un tumulto de críticas se desató por parte de activistas y organizaciones defensoras de los derechos humanos, quienes en conjunto se pusieron a recordar el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, sucedido en 2018 en el consulado saudí en Estambul.
En caso de que no lo recuerdes, Khashoggi solía ser un columnista del diario The Washington Post, donde redactó numerosos artículos en donde criticaba abiertamente al príncipe Mohammed bin Salman. La última vez que fue visto fue el 2 de octubre del 2018 cuando fue al consulado a recoger unos papeles para poder casarse con su prometida, Hatice Cengiz. Desde aquel día desapareció y, hasta hoy, sus restos no han sido encontrados.
Horas antes de la reunión, varias ONGs, entre ellas Dawn (Democracy for the Arab World Now), que de hecho fue creada por el propio Khashoggi poco antes de su muerte, presentaron en una corte parisina una demanda legal de 42 páginas, en donde se alega que el príncipe fue cómplice de la tortura y desaparición de Kashoggi.
Esta semana, como recordarás, Moscú anunció un recorte de gas que afectará a muchos de los países europeos y como Francia no quiere pasar frío durante el invierno de este año, Macron se ha puesto el objetivo de encontrar otras fuentes de combustibles. Incluso justificó que la razón por la que se organizó esta reunión fue meramente por razones geoestratégicas, lo cual tiene sentido si recordamos que Francia es uno de los principales proveedores de armas de las naciones del Golfo Pérsico. Siguiendo esta lógica, Macron se ha ido a cenar con otras figuras claves en la diversificación energética, como el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed Al Nahyan, y, días después, el egipcio Abdelfatah al Sisi.
