Desde hace seis meses, el gobierno de Brasil encabezado por Lula da Silva impulsó un operativo para expulsar a los mineros ilegales de la reserva indígena de la población Yanomami. De hecho, el mes pasado anunció la expulsión del 90% de estos intrusos, que en principio eran 20,000. Sin embargo, varios problemas persisten en la región. Un informe publicado este miércoles advirtió que la zona está atravesando una crisis humanitaria por la falta de recursos —tras años de explotación—, la desnutrición y enfermedades infecciosas. A esto hay que sumarle el temor de que los mineros regresen a la zona.