Le dieron una de cal y otra de arena
Malasia presenció este martes un momento histórico en su política, pues resulta que por primera vez en la historia malaya, la corte del Tribunal Supremo de la Nación decidió no sucumbir a la influencia política de aquellas personas que están en el poder y, con determinación y valentía, declaró culpable a uno de sus exprimer ministros, Najib Razak, quien fue acusado por no uno, ni dos, sino siete cargos de corrupción multimillonarios. Un delito cuyas consecuencias las tendrá que pagar en la cárcel.