Miles de musulmanes se armaron de valor el finde pasado para enfrentar a las autoridades de China, las cuales los han reprimido por décadas. Lo hicieron rodeando una mezquita para defenderla del gobierno, que quería quitarle la cúpula o incluso demolerla en su totalidad. Al final, lograron proteger este templo que pertenece al grupo étnico Hui y que está en el suroeste del país, aunque algunos testigos dijeron que varios feligreses fueron detenidos. Este fue uno de los tantos actos que está llevando a cabo la administración de Xi Jinping para silenciar las libertades de culto, sobre todo las islámicas.