¿Qué fue lo que falló?
Según las críticas de la oposición, hubo un montón de factores: el primero fue que se experimentaron algunos problemillas técnicos con el sistema de reconocimiento facial y dactilar al que se tenían que someter las y los votantes —que por cierto fue utilizado por primera vez en estas elecciones—. Por otra parte, después de que se cerraron las urnas, algunos agentes electorales tuvieron problemas para conectarse a Internet y cargar los resultados. A todo este despapaye súmale que hubo algunos informes que alegaban un robo de máquinas y materiales de votación.
También se les hizo bien raro que, a pesar de que unas 87 millones de personas se registraron para votar, los resultados de las primeras tabulaciones señalaron una baja participación. Ante todo este despapaye, la Comisión Electoral Nacional Independiente, o INEC, comentó a principios de semana que asumía “toda la responsabilidad” por los problemas logísticos y los retrasos.
Decepcionados es poco
Ya te imaginarás lo feo que sintieron los votantes nigerianos, pues muchos traían la esperanza de que estas elecciones sacaran adelante a su país que, durante los últimos ocho años, ha sido liderado por Muhammadu Buhari, un dictador militar convertido en demócrata cuya administración sumió al país en una crisis económica y de seguridad.
La respuesta internacional
Por último, hubo algunos observadores internacionales como Estados Unidos y la Unión Europea, hicieron segunda a estas acusaciones; aunque, eso sí, tuvieron cuidado de no decir mucho ya que consideran que es demasiado pronto para medir su efecto en la votación general.