¿Será que hay otra razón detrás de esta decisión?
Es una pregunta que muchos neozelandeses se realizaron al enterarse de su renuncia, pues las encuestas electorales que se han realizado durante los últimos meses han colocado al Partido Laborista liderado por Ardern ligeramente por detrás de la oposición Nacional. Sin embargo, Ardern dejó bien claro que no se iba porque creyera que no podían ganar las elecciones, “sino porque creo que podemos y lo haremos, y necesitamos un nuevo par de hombros para ese desafío”. Así, quiere darle paso a una nueva generación.
¿Y ahora?
Todavía no está claro quién será el reemplazo de Ardern, pues el único candidato que era considerado como el mejor para el puesto era el ministro de Finanzas, Grant Robertson, pero este mismo jueves salió a decir que no le interesa el puesto. Ahora, el Labor Caucus tendrá que ponerse las pilas para que dentro de siete días pueda encontrar a un nuevo candidato que cuente con más de dos tercios del apoyo dentro del caucus para convertirse en el nuevo líder y primer ministro. Es por ello que el próximo domingo 22 de enero se realizará una votación para elegir un nuevo líder.
¡Gracias por tanto, Jacinda!
Cuando se le preguntó a Ardern cómo le gustaría que los neozelandeses recordaran su liderazgo, Ardern respondió “como alguien que siempre trató de ser amable”. Cabe decir que Ardern es reconocida por su gestión de la pandemia de COVID-19, así como otras crisis en su país, incluyendo el ataque terrorista a dos mezquitas.