Letras sin papel y tinta

Raquel López-Portillo Maltos
@rak_lpm
Nunca antes la sociedad había estado tan mediatizada y globalizada como hoy en día. Como individuos tenemos una estrecha relación con los medios de comunicación, al ser nuestros principales proveedores de información. Fungen como los canales en los cuales las personas se informan y moldean su punto de vista, a la par de tener la posibilidad de expresar de manera pública su pensar y sentir sobre la realidad. Es por ello que atentar contra la libertad de expresión es atentar contra el conocimiento, contra la democracia y contra la sociedad misma.
Hace unos días, el segundo periódico más antiguo de Nicaragua y uno de los únicos dos en circulación, El Nuevo Diario, anunció el cese de sus operaciones debido a complicaciones económicas y técnicas derivadas de medidas gubernamentales. Además de las presiones que ha ejercido el gobierno de Daniel Ortega sobre los medios que mantienen una postura crítica hacia su gestión, desde hace casi un año las autoridades han confiscado los suministros necesarios para el correcto funcionamiento de la editorial, sumando un total de 92 toneladas de papel, planchas, tinta y repuestos para imprenta valuados en más de 23,000 dólares. Pese a que a los diarios les fue aprobada una apelación ante el tribunal para asuntos aduaneros, las autoridades no han acatado sus obligaciones. Aunado a las afectaciones a la prensa, el cierre ha dejado al menos a 300,000 trabajadores desempleados.
Como bien externó la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, resultan muy preocupantes las restricciones y presiones ejercidas por el gobierno de Ortega con el fin de atentar contra los medios locales, más aún bajo la crisis social, política y económica que vive Nicaragua desde hace más de un año. Dichas medidas son una flagrante violación a la libertad de expresión y de prensa. Este derecho es imprescindible para el ejercicio ciudadano dentro de una democracia ya que, además de su función fundamental de difusión de información, es esencial para el goce de otros derechos como el de asociación, al voto, a la verdad, y muchos otros. Es importante plantear que las autoridades no violan esta libertad únicamente mediante la censura directa, sino con otros mecanismos indirectos como las campañas de difamación y deslegitimación, las amenazas, el control gubernamental sobre los contenidos o, como en este caso, mediante la retención de insumos.
La sociedad necesita apropiarse de espacios en los que sus demandas, protestas y aspiraciones sean plasmadas. El trabajo periodístico es esencial para esta labor, ya que dota a la sociedad de comprensión sobre lo que le acontece; de entendimiento sobre los desafíos a los que enfrenta; y de opciones bajo las cuales forjar su propio criterio. Además de ello, es una de las herramientas más importantes para la denuncia de abusos cometidos por las autoridades y de reivindicación de derechos.
Sin la circulación de ideas, en todos sus ámbitos y medios, no existe una conciencia social ni el pluralismo, abriendo la puerta para que el autoritarismo y sus vicios permeen en la sociedad. Bien decía Thomas Jefferson, el principal redactor de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que es mejor una sociedad de periódicos sin gobierno que una sociedad con gobierno sin periódicos. En palabras de uno de los periodistas despedidos, con el cierre de El Nuevo Diario, perdieron el periodismo, Nicaragua y su gente. Hoy, el diario cesó de lograr el objetivo planteado por su fundador, Xavier Chamorro: “ser la voz de los sin voz”.
Sobre la autora:
Raquel López-Portillo Maltos es licenciada en Derechos Humanos y Gestión de Paz por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Fue Coordinadora General de la campaña HeForShe de ONU Mujeres en su universidad y actualmente es Asociada del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). Se ha desarrollado en los sectores público, privado y de la sociedad civil en temas de seguridad, igualdad de género y educación. Apasionada del flamenco, la fotografía y la literatura. A favor de: el derecho a elegir, el debate, las opiniones sustentadas y la igualdad de oportunidades. En contra de: la violencia, la ignorancia, la mediocridad y las mentes cerradas.