Conservadurismo woke

Es preocupante que años de lucha puedan desdibujarse de manera exponencial debido al uso de redes sociales y el consumo de contenido sin cuestionamientos.

Todo es cíclico. Los pantalones a la cadera, las calcetas largas y los tenis new balance del siglo pasado otra vez están de moda. Pero además de la forma de vestir, también están de moda los pensamientos retrógradas que se disfrazan de “consciencia despierta”.

Últimamente en redes se está moviendo mucho contenido sobre nuevas conciencias, pero a veces parece que lo único que tienen de nuevo es que el formato es video, en lugar de dichos de las abuelas. Pareciera que esta generación de personas “woke” en realidad son la punta de lanza en el recomienzo del ciclo de conservadurismo extremista.

Por años se ha luchado por romper con la imposición de roles que autorizan o prohíben actividades, comportamientos y hasta colores dependiendo del género. Esta imposición social ha provocado profundas desigualdades entre hombres y mujeres que se traducen en diferentes tipos de violencias, entre ellas la violencia económica, la cual opera como un mecanismo de control sigiloso y a veces invisible que se ha ejercido por siglos en contra de las mujeres.

Cuando por fin se puede hablar de cierto aumento en las estadísticas de mujeres empleadas y económicamente independientes, llegan olas de contenido en redes sociales que sútilmente replican ese modelo antiguo de pensamiento en el que la mujer debe ser cuidadora de un hombre proveedor. Bajo la bandera de princess treatment, girl math y energía femenina se está construyendo la expectativa de una mujer que únicamente espera por el hombre alfa que toma responsabilidades y decisiones financieras en nombre de ellas.

No estoy en contra de las distintas creencias, ni del balance de energías, dualidad y complemento entre las personas. Es totalmente válido si las mujeres quieren quedarse en casa para realizar las labores que sostienen un hogar, siempre y cuando sea una decisión libre, autónoma y sin condicionantes. Sin embargo, dadas las desigualdades estructurales que nos anteceden, la línea entre cuidado por elección o por imposición es muy delgada, y parece ser que las personas que replican este contenido no están conscientes de ello. Por lo que es valioso cuestionar ¿hasta qué punto la cultura pop está replicando los estereotipos de género que oprimen? Sin mencionar que, además de todo, replican el modelo de pareja heterosexual como el hegemónico y único.

Las nuevas generaciones están mostrando una tendencia hacia pensamientos rígidos, poco flexibles, con una fuerte carga moral impuesta. Por el temor a dejar de pertenecer o “dar cringe”, pareciera que todos quieren ser parte de la misma hegemonía. Los efectos de esta corriente van más allá de los sesgos y represiones sociales que se replican en redes sociales. Los efectos se pueden observar también en el terreno político, por ejemplo, en la tendencia de triunfos recientes de la derecha en el gobierno de varios países, lo cual también está construyendo discursos nacionalistas, racistas y machistas.

Es preocupante que años de lucha puedan desdibujarse de manera exponencial debido al uso de redes sociales y el consumo de contenido sin cuestionamientos, críticas ni análisis, en nombre de una conciencia más despierta, cuando en realidad se parece más a un pensamiento automatizado y programado.