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COP16 en Cali: Un paso decisivo o una oportunidad perdida

La celebración de la COP16 en Cali, del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024, dejó huella en la historia de las conferencias de biodiversidad de la ONU.

COP16 en Cali: Un paso decisivo o una oportunidad perdida

La celebración de la COP16 en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024, dejó huella en la historia de las conferencias de biodiversidad de la ONU.

Esta COP no solo fue la más grande hasta la fecha, con más de 23,000 delegados y representantes de 175 países, sino que también se destacó por ser la "COP de la gente". Un espacio donde la voz de las comunidades locales, pueblos indígenas, jóvenes y diversos sectores de la sociedad civil resonó con fuerza y determinación. Sin embargo, como en toda negociación global, esta COP también expuso las grietas y tensiones políticas que atraviesan la agenda climática y de conservación.

Desde el primer día, la Zona Verde de la COP16 se convirtió en un vibrante centro de actividades políticas y académicas. Con más de 900 eventos organizados en 15 ejes temáticos los cuales se desarrollaron diariamente: Conservación, Restauración y Océanos, Recursos genéticos y género, Justicia Ambiental y Derechos Humanos, Pueblos y Comunidades, Biodiversidad y Cambio Climático, Economía de la Biodiversidad y Ciudades Sostenibles Educación y Sistemas de Conocimiento, Financiamiento y Mecanismos de Implementación, Paz con la Naturaleza, Salud y Alimentación y COP de la Gente. La inclusión activa de comunidades campesinas, afrodescendientes, pueblos indígenas, mujeres, jóvenes y ambientalistas no solo enriqueció los debates, sino que también aseguró que las soluciones propuestas reflejaran las realidades y necesidades de quienes están en la primera línea de la conservación. Es así que la creación de un órgano permanente para asesorar a la COP, poniendo los derechos y conocimientos de los pueblos indígenas y comunidades locales en el centro de las decisiones, marcó un logro sin precedentes.

Expectativas vs. realidad: La brecha de las NBSAP

El Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (GBF), adoptado en la COP15, estableció metas ambiciosas para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030, incluyendo la protección del 30% de las tierras, mares, costas y aguas interiores del planeta. La COP16 esperaba que los países presentaran sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales de Biodiversidad (NBSAP) actualizados y definieran mecanismos claros para alcanzar estas metas. Sin embargo, la realidad fue desalentadora: solo el 22% de los países presentaron sus NBSAP. Esta falta de compromiso deja en duda si las metas propuestas para el 2030 son alcanzables, o si la COP es otro espacio más para retórica ambiental.

El financiamiento como campo de batalla

Uno de los puntos más críticos y polarizados de la COP16 fue el debate sobre el financiamiento. Los países en desarrollo, que albergan gran parte de la biodiversidad global, abogaron por la creación de un nuevo fondo bajo la autoridad de la COP para facilitar el acceso a recursos financieros y asegurar una distribución más equitativa. Países como Brasil, Argentina, India, Bangladesh, Sudáfrica y China respaldaron esta propuesta, argumentando que los mecanismos actuales, como el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), no responden adecuadamente a sus necesidades urgentes. Por otro lado, las naciones desarrolladas, especialmente Japón, Estados Unidos, Suiza, Canadá, Australia, Noruega y Nueva Zelanda, se opusieron firmemente a esta idea, alegando que la creación de un nuevo fondo fragmentaría los esfuerzos y aumentaría los costos administrativos. Además, algunos países desarrollados sugirieron que podrían considerar la creación del nuevo fondo si China, a pesar de ser oficialmente un país en desarrollo, asumía un papel de donante dado su creciente peso económico y su significativa contribución al déficit biológico global por sus importaciones masivas de materia biológica, como carne y otros recursos naturales. Esta postura pone en entredicho la voluntad de los países ricos de asumir su responsabilidad en la conservación.

Pueblos indígenas y comunidades locales: Avances y retos

Un aspecto positivo de la COP16 fue el reconocimiento y la inclusión más significativa de los pueblos indígenas y comunidades locales (IPLCs). La creación de un órgano permanente para asesorar a la COP y la decisión de que al menos el 50% de los beneficios del "Fondo Cali" apoyen las necesidades autoidentificadas de los IPLCs son pasos en la dirección correcta. Además, se logró consenso en la adopción de un plan de acción sobre biodiversidad y salud, que resalta la interconexión entre la salud humana y la biodiversidad, incorporando lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19. Aunque, algunas voces señalaron que estos avances son “concesiones simbólicas” si no van acompañados de compromisos de seguimiento y de financiamiento directo que asegure que las palabras no queden en el aire.

Digital Sequence Information: Una oportunidad perdida

El establecimiento del "Fondo Cali" para compartir los beneficios derivados del uso de la información de secuencias genéticas digitales (DSI) representaba una oportunidad para corregir desequilibrios históricos en la distribución de beneficios. Las naciones en desarrollo, respaldadas por Brasil, el bloque africano, India y China, abogaron por que las contribuciones de las empresas fueran obligatorias, al proponer que aportaran idealmente el 1% de sus ganancias. Sin embargo, las naciones desarrolladas, incluyendo la Unión Europea, como Suiza, Japón, Estados Unidos se opusieron a esta propuesta, insistiendo en que los pagos voluntarios eran suficientes. La falta de acuerdo sobre la obligatoriedad de las contribuciones debilitó el potencial impacto de este mecanismo. Las naciones en desarrollo, que esperaban una compensación justa por el uso de sus recursos genéticos, se encontraron nuevamente en desventaja ante la resistencia de las naciones desarrolladas y de las grandes corporaciones para adoptar medidas obligatorias.

Conclusión: Un llamado a la acción colectiva

La abrupta suspensión de las negociaciones debido a la falta de quórum dejó temas clave sin resolver y evidenció la fragilidad de los acuerdos alcanzados. Con cada retraso y falta de consenso, el tiempo para revertir la pérdida de biodiversidad y alcanzar las metas para 2030 se acorta significativamente, lo que evidencia la urgencia de acción coordinada. La realización de la COP16 en Cali y la próxima celebración de la COP29 en Bakú y la COP30 en Belém, Brasil, marcan un momento histórico para Latinoamérica. La región, rica en biodiversidad y hogar de vastos ecosistemas como la Amazonía, está asumiendo un papel protagónico en la agenda global de conservación y acción climática. La elección de Belém, una ciudad en el corazón de la Amazonía, como sede de una de las próximas COP, envía un mensaje poderoso sobre la urgencia de preservar estos ecosistemas vitales para el planeta.

La COP16 ha demostrado que el cambio solo será posible con la presión social y la acción colectiva, donde jóvenes, comunidades y pueblos indígenas tengan un papel protagónico. Si realmente queremos un planeta habitable para las futuras generaciones, la política debe convertirse en acción, y la esperanza reside en que todas las voces sean escuchadas.

Extra

La reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha generado incertidumbre sobre el compromiso del país con las iniciativas ambientales globales, especialmente en el contexto de la COP16 y la próxima COP29. Durante su primer mandato, Trump se retiró del Acuerdo de París, lo que debilitó los esfuerzos internacionales contra el cambio climático. En contraste, China ha intensificado su participación en las cumbres climáticas, posicionándose como líder en la promoción de energías renovables y comprometiéndose a alcanzar la neutralidad de carbono para 2060.

De igual manera, esto afecta a la rivalidad de ambos países en la industria automotriz. Durante su campaña, Trump propuso imponer aranceles de hasta el 200% a los vehículos importados de Canadá y México, buscando incentivar la producción nacional y proteger a los fabricantes estadounidenses. Esta medida podría afectar a empresas como Tesla, que ha expandido su producción en China para abastecer mercados internacionales. Mientras tanto, China continúa consolidándose como líder en la producción de vehículos eléctricos, con compañías como BYD superando a Tesla en ventas globales. La victoria de Trump representa una posible ventaja para Elon Musk, quien, al ser un gran donador de la campaña, podría encontrar facilitadores para sus negocios en el nuevo mandato. No obstante, queda la duda de si este apoyo se traducirá en una mayor inversión en el mercado de vehículos eléctricos, especialmente dada la reticencia de Trump hacia la regulación ambiental. Esta divergencia en las políticas ambientales entre las dos mayores economías del mundo podría influir en las negociaciones y resultados de la COP29, afectando la cooperación internacional necesaria para abordar la crisis climática.

SORBE LA AUTORA

Odette Nashirah Ferrer Aldana, es estudiante en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), es miembros del programa de asociados alumnos del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (CO y realiza una pasantía en el Departamento de Relaciones Exteriores en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).