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Maternar en comunidad: el cuidado que nos debemos
Este 10 de mayo es un momento importante para reflexionar sobre las cargas de cuidado que muchas personas enfrentan en la maternidad.
Durante mi vida he pensado en la maternidad: cómo y cuándo la viviría. Al observar a mi alrededor, veo a personas que ya son madres y noto que, muchas veces, no cuentan con una red de apoyo sólida ni con el respaldo de sus parejas. Esto me hace preguntarme: ¿por qué no nos involucramos más en el cuidado de una nueva vida dentro de nuestra comunidad? ¿Por qué nos cuesta tanto ofrecer apoyo a quienes están empezando a maternar?
Mi mamá tuvo tres hijos, se divorció y no fue sino hasta que crecí que comprendí lo difícil que fue para ella cuidarnos y guiarnos después de una separación complicada. Mis abuelos fueron un pilar esencial en mi crianza, sobre todo en momentos en que mi mamá atravesaba muchas emociones y cambios en su estilo de vida. Por suerte, contó con el apoyo de sus padres. Sin embargo, pienso también en las redes de apoyo que le faltaron: familiares y amistades cercanas que, aunque notaban que pasaba por momentos difíciles, tal vez no supieron cómo acercarse o cómo ayudar. Me pregunto cómo se habría sentido si alguien le hubiera dicho que estaba bien sentirse abrumada, que su dolor necesitaba tiempo para sanar, y que dar el 100 % de sí en nuestra crianza a veces era simplemente imposible. Que era humana. Que contar con una comunidad podría haber aligerado mucho el peso que llevaba sobre los hombros.
Hoy pienso mucho en mi red de amistades. Me gustaría —si ellas también así lo desean— que formen parte de la vida de mi hije y de mi proceso de maternar. Que le cuiden, que le enseñen desde su experiencia, que me ayuden a reconocer mis errores en la crianza, pero que también me recuerden tenerme paciencia. Que mi hije crezca rodeade de personas que le amen, le cuiden y le acompañen. Porque es fundamental incluir y guiar a les nueves integrantes de nuestra comunidad desde su nacimiento, para que se sientan parte de ella desde el inicio.
Este 10 de mayo es un momento importante para reflexionar sobre las cargas de cuidado que muchas personas enfrentan en la maternidad, sobre lo bonito y también lo difícil que es criar a una nueva persona. Ese niñe crecerá y un día será quien reciba a otres en esta sociedad. Enseñarles a formar comunidad desde pequeñes es una forma de resistir en un mundo donde el sistema tiende a alejarnos de nuestras amistades y seres querides. Debemos recordarnos que estamos aquí para sostenernos y apoyarnos mutuamente cuando lo necesitemos.
Abramos diálogos entre nosotres sobre nuevas formas de criar a las futuras generaciones. Luchemos contra el sistema generando comunidad en procesos que pueden ser abrumadores y complejos. La seguridad, el aprendizaje y el cuidado de una nueva vida deben ser responsabilidad compartida por quienes le rodean.
SOBRE LA AUTORA
Hiromi Amador es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y cuenta con una trayectoria en el ámbito de los derechos humanos y la justicia social. Ha colaborado con organizaciones no gubernamentales dedicadas al antipunitivismo, la resolución de conflictos vinculados con la inseguridad y la violencia, así como la defensa de los derechos humanos, especialmente desde el área de incidencia política. Su trabajo se enfoca en temas como la desigualdad, la pobreza, el género y la migración. Además, ha publicado artículos académicos y de opinión en diversos medios de comunicación, en los que aborda cuestiones clave relacionadas con la justicia social y los derechos humanos. Su compromiso está orientado a transformar las estructuras sociales y a promover una cultura de paz y equidad.