Aunque no lo creas
Esta es la historia de un genocida que buscaron por más de 20 años y que encontraron, lejos de su país, sepultado en una lápida que no llevaba su nombre. Protais Mpiranya, quien en su momento fue el comandante de la guardia presidencial de Ruanda y uno de los principales artífices del genocidio de 1994, yacía en un cementerio olvidado, cubierto por la maleza, a las afueras de Harare, la capital de Zimbabue. El hallazgo se dio gracias a una investigación de la ONU que terminó por dar con la pista final de su paradero: la computadora con el diseño para la lápida del acusado. Luego de un detallado análisis, investigadores de la ONU hicieron la petición de que el cuerpo fuera exhumado para hacer los respectivos exámenes de ADN, los cuales solo comprobaron sus sospechas.