Casi casi como pasó en la película Gravity del mexicano Alfonso Cuarón, tres miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional están atrapados en órbita después de que su cápsula fue golpeada por un meteorito. Por esto, Moscú quiere ir al rescate, y este miércoles —11 de enero— anunció que enviará una misión a las estrellas.
Todo este embrollo estelar empezó el pasado 14 de diciembre, cuando la nave Soyuz MS-22 tuvo una fuga importante de refrigerante a causa del impacto de un micrometeorito —compuesto de basura humana espacial— que, aunque mide aproximadamente un milímetro de diámetro, se estima que viajaba a unos siete kilómetros por segundo, o sea, más de 24,000 kilómetros por hora —¡mucho más rápido que una bala!—.
Esto provocó que los cosmonautas Sergey Prokopyev y Dmitriy Petelin de Rusia, y Frank Rubio de Estados Unidos, no tuvieran de otra más que hacer una caminata de emergencia para arreglar el asunto. Si bien esto les ayudó a estabilizar el problema, las temperaturas en cabina no se han estabilizado, lo que ha provocado temores en los expertos porque existe el riesgo de que se sobrecaliente y termine exponiendo la seguridad no sólo de las máquinas dentro de la nave, sino de los astronautas.
Por esta razón, la agencia espacial rusa, Roscosmos, no la pensó dos veces y decidió adelantar el lanzamiento de la nueva Soyuz —MS-23— al 20 de febrero para traer de vuelta a los dos rusos y al estadounidense. Aunque inicialmente se planeó que la MS 23 llevara a tres tripulantes en marzo, se concluyó que es mejor que la nave vaya vacía para que pueda utilizarse como un barco de rescate.
La NASA también habló del tema y dijo que, efectivamente, la cápsula Soyuz iba a hacer este viaje en marzo, solamente que se apresuró tantito. Asimismo, informaron que su cronograma de otras misiones a la estación espacial, será rediseñado durante las próximas semanas.
