Opinión Sánchez-Labrador y López Martínez | contrato social | empresa

El ABC de los contratos: Aprende a identificar sus cláusulas y las obligaciones más importantes

Los contratos son esenciales en los negocios y no se requiere ser un experto legal, solo entender los elementos clave.

Imagina que estás construyendo los cimientos de tu sueño emprendedor, una idea que ha cobrado vida con tu pasión y dedicación. En este emocionante viaje, te enfrentas a desafíos y oportunidades en cada esquina. Ahí es donde entran en juego los contratos, esos acuerdos aparentemente complejos pero absolutamente esenciales que definen las reglas del juego en el mundo empresarial. No necesitas un título en derecho para navegar en estas aguas, solo necesitas el ABC de los contratos: la capacidad de identificar las cláusulas críticas que respaldan tu éxito y protegerán tus intereses. En este artículo, te guiaré a través de los elementos y cláusulas fundamentales para que puedas enfrentar cualquier contrato con seguridad, firmeza y confianza, permitiéndote concentrarse en lo que mejor sabes hacer, construir tus sueños empresariales.

Un contrato es un acuerdo de voluntades en el que las personas se ponen de acuerdo para contraer derechos y obligaciones de manera recíproca. A estas personas (las partes) comúnmente se les denomina deudor y acreedor, pueden ser individuos o empresas. En caso de personas morales (empresas), será indispensable acreditar la personalidad del representante legal, este es el primer paso para la revisión de un contrato. El representante legal se encuentra debidamente acreditado en un poder ratificado por fedatario público, identificándose en las “Declaraciones” del contrato. Mismo apartado en donde deberá ir enlistado el número de escritura, fecha y nombre del notario que emitió dicho documento. En caso de ser una persona física, será indispensable que sea mayor de edad, ya que nuestra legislación prevé que deberá tener la capacidad de ejercicio, misma que se adquiere al cumplir la mayoría de edad.

De acuerdo con la legislación mexicana, los contratos deberán contar con dos elementos de existencia: (i) El consentimiento y (ii) el objeto del contrato. El primero es muy claro, ambas partes deben de estar de acuerdo en celebrar aceptando el contenido del mismo a través de una firma autógrafa o digital. El segundo paso para revisar tu contrato es cerciorarse del objeto, este se refiere al propósito del contrato. El objeto del contrato normalmente se encuentra establecido en la primera cláusula del documento, en esta, podrán identificar el objeto de la relación comercial, mercantil y/o cualquier otra en materia contractual. Es de suma importancia cerciorarse que el objeto del documento esté detallado con las especificaciones acordadas entre las partes, descritas a la perfección y sobre todo, involucre los bienes o servicios que se van a intercambiar en la relación.

La capacidad es el primero de los cuatro elementos de validez en nuestra legislación. Mientras que el Consentimiento libre de vicios, Objeto lícito y la Formalidad son los demás requisitos que conforman estos elementos. Es importante destacar que los elementos de validez existen para no encontrarse con una invalidez del contrato. El consentimiento libre de vicios siempre deberá ser consensuado por las partes y sin que sea forzado por alguno de los contrayentes para que no existan vicios en el consentimiento a la hora de celebrar el contrato, así como el objeto, deberá ser lícito y no podrá ser nada que vaya en contra de la Ley (algo ilícito). Por último, el contrato deberá ser celebrado con las características y formalidades que exige la legislación mexicana, generalmente que quede por escrito.

En el mundo del emprendimiento, la celebración de Contratos de Prestación de Servicios es muy común, ya que todo el tiempo están buscando crecer e intercambiar ideas o servicios con sus aliados comerciales. En este caso, la tercera regla será identificar las obligaciones de las partes. Normalmente, se encuentran dentro de las primeras cláusulas, en donde las partes se obligan a tres situaciones: a) Dar, b) Hacer y c) No hacer. Este será el secreto para identificar a que está obligado cada parte. Por ejemplo, “Las partes acuerdan que el prestador del servicio se compromete entregar las mercancías en tiempo y forma” En este caso, estamos en presencia de una obligación de Hacer, ya que se está obligando al prestador a “hacer” la entrega de las mercancías en el horario y forma establecida en el contrato. Otro ejemplo podrías ser: “El comprador se obliga a pagarle al vendedor la cantidad establecida en el contrato por la compraventa del inmueble” En este ejemplo, estamos en presencia de una obligación de Dar, ya que el comprador tiene la obligación de “dar” el dinero en tiempo a la persona que está vendiendo el inmueble. Cómo podrán observar, estamos en presencia de una de las partes más importantes del contrato, ya que se establece a que está obligado cada parte a realizar para cumplir con lo establecido en el contrato.

Pena convencional y vigencia del contrato, dos cláusulas distintas que se acostumbran a utilizar en los contratos. Como cuarta regla, será indispensable analizar cuál será la pena en caso de incumplimiento del contrato. El apartado mencionado anteriormente será medular para saber si estamos en presencia de una red flag o un contrato injusto para alguna de las partes. Si hay una pena altamente establecida, no equitativa e injusta para alguna de las partes, será mejor negociar la modificación de la cláusula o llegar a un punto medio en donde sea equitativo. Vigencia, está cláusula deberá tomarse en cuenta especialmente para estudiarla con base en las operaciones que cada empresa tiene para la correcta implementación del servicio. En algunos casos, la vigencia y la pena van de la mano, ya que el incumplimiento en tiempo acarrea una pena convencional y/o intereses moratorios (en caso de que existan). Este será un punto fundamental para detectar si están en presencia de un contrato injusto o altamente imparcial.

Finalmente, el quinto paso será revisar el apartado de “Legislación y Jurisdicción aplicable”. Esta cláusula se acostumbra a definirse al final del contrato. Normalmente, está hecha para definir la competencia geográfica a la que deberán someterse las partes en caso de que exista algún conflicto derivado de la celebración del contrato. En la misma, se establecen los tribunales de la Ciudad, Estado y País al que deberán acudir las partes en caso de alguna controversia. Por lo anterior, es recomendable que siempre se establezca la Ciudad en la que se encuentra el domicilio de las partes y/o un punto medio que les convenga en caso de que estén en distintas ciudades. Cuando están en distintos países, lo mejor será que negocies la jurisdicción que mejor te convenga, la de tu domicilio social.

En conclusión, los contratos son esenciales en los negocios. No se requiere ser un experto legal, solo entender los elementos clave. Desde el consentimiento hasta las obligaciones y las penas por incumplimiento, has aprendido lo esencial.

Al emprender, los Contratos de Prestación de Servicios, Contratos de Confidencialidad, Comisión Mercantil, Compraventa y Arrendamiento son los más comunes. Identificar cláusulas cruciales y comprender las penalizaciones protege tus intereses. Recuerda que la vigencia y las penalizaciones deben ser justas. Equipado con el A,B,C de los contratos, puedes abordarlos con confianza y en línea con tus metas. Concéntrate en crecer en el mundo empresarial, aprovechando este conocimiento.

Suscribite a newsletter

¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Suscríbete y recibe todas las mañanas en tu correo lo más importante sobre México y el mundo.

SUSCRÍBETE

Deja tu comentario