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Descubierto en las sombras: El escalofriante mundo de la trata de personas en los table dance

Existe una falsa idea de que las mujeres que trabajan en los table dance lo hacen por gusto propio, e incluso se le ha señalado de ser un trabajo "fácil".

La explotación sexual es una de las 11 modalidades de la trata de personas y México ocupa el tercer lugar en la escala global de este delito. Identificar el delito es complejo, y no porque esté oculto sino porque está normalizado.

La trata de personas puede estar a la vuelta de la esquina, en el semáforo de las grandes avenidas o dentro de las mejores residencias del país. Las cadenas son invisibles y los gritos mudos. Está inserta en la mayoría de nuestros contextos sociales y ni lo notamos, incluso puede ser que lo propiciamos. Por ejemplo, los tables dance, recintos que están normalizados en nuestra sociedad, pero que es probable que detrás de sus puertas haya víctimas de trata de personas.

La popularidad de los table dance inició en la década de los años noventa, reemplazando a los cabarets y ficheras. Estos centros nocturnos permearon rápidamente en la sociedad mexicana debido a la influencia estadounidense, los fenómenos económicos y la impunidad nacional. El primer table dance abrió sus puertas en 1987 en Acapulco, Guerrero. Tabares, como se llamaba el sitio, se popularizó principalmente por la cantidad de menores de edad que trabajaban y lo permisible que era el contacto físico con las bailarinas. Desde el inicio y hasta nuestros días ha sido un negocio que permite e incluso prioriza la participación de menores y la satisfacción sexual de los clientes.

Existe una falsa idea de que las mujeres que trabajan en los table dance lo hacen por gusto propio, e incluso se le ha señalado de ser un trabajo “fácil”. Pero esto está muy alejado de la realidad. Un estudio que se realizó a 400 mujeres en situación de prostitución develó que la eduación máxima de un gran porcentaje era sexto grado de primaria, el 83.3% inició en el oficio cuando tenía menos de 16 años y el 96% han experimentado situaciones traumáticas y violaciones. Además la Mtra. Rita Hernández, coordinadora regional de Rescue Freedom International, ha señalado que los estudios que se han hecho en relación al tema indican que el 85% de las mujeres que trabajaban en estos establecimientos son supervivientes de violencia sexual.

Partiendo de estos datos estadísticos se puede vislumbrar que la elección de este oficio no es completamente libre, ya que hay factores sociales y económicos que impactan en una situación de desventaja

Barrero Díaz (2004) realizó una investigación con bailarinas migrantes de Colombia en Canadá y las conclusiones apuntan a que muchas de esas mujeres fueron enganchadas con promesas y mentiras. Los acuerdos son arbitrarios y tomados unilateralmente y no hay contratos de por medio, además de que predomina la situación de migración, lo que implica que muchas de ellas se encuentran sin una red de apoyo y por lo tanto en una posición vulnerable con respecto a sus patrones. Es decir, una mujer puede trabajar libremente en este oficio, pero aún así ser explotada, dependiendo de las condiciones del convenio si es que hubiera.

Por otro lado, los table dance son espacios machistas de cosificación del cuerpo femenino. Como señala Marcela Lagarde “Ir con las prostitutas es un verdadero simulacro de masculinidad, en particular de machismo, es una teatralización del poder patriarcal. No importa tanto la satisfacción del deseo, sino crear o mantener la imagen de capacidad y potencia erótica, base de la virilidad machista, frente a otros hombres.” Defiendo la libertad de elección de cada mujer, pero no ignoro que el sistema de prostitución es una industria capitalista, patriarcal y que explota el cuerpo de mujeres para el beneficio sexual y social de los hombres. Además es el cuerpo de la mujer el elemento oprimido y explotado en esta cadena comercial.

No pretendo victimizar a las mujeres que libremente han decidido esta actividad como su principal fuente de ingresos, pero sí es importante reconocer y señalar que el modelo de negocio utilizado en los table dance beneficia principalmente a los hombres.

Por otro lado, hay un estigma social que únicamente afecta a las mujeres. Mientras que para los hombres es un plan de sábado por la noche en compañía de amigos, o como rito de iniciación modernizada en la que el adolescente se hace “hombrecito”, las mujeres dedicadas a este oficio sufren dsicriminación, pierden redes de apoyo, oportunidades laborales y son perseguidas por la doble moral social.

Si bien, hay casos excepcionales, en los que las mujeres no se encuentran en un contexto precarizado y que de manera verdaderamente libre se emplean en este mundo, no son la mayoría. Al no estar regularizado, se genera un marco de informalidad que propicia la corrupción, impunidad y delincuencia, que en suma pueden generar explotación sexual.

En los intentos por erradicar la trata de personas dentro de estos establecimientos, se han hecho diversas redadas. Varias personas han acusado a los operativos de realizarse indiscriminadamente. Ciertos colectivos, como Movimiento Pro Entretenimiento Erótico, impugna por la formalización y regulación de las actividades con la finalidad de eliminar lo prejuicios sociales, las vulnerabilidades sistémicas e incluso a favor de coadyuvar con autoridades cuando se detecten indicios de trata de personas.

No estoy en contra de que las personas decidan el camino del trabajo sexual. Estoy en contra de la simulación, de la cosificación de la mujer, de la explotación sexual y del pacto patriarcal que se aprovecha de la histórica desigualdad de género.

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