Aunque suene casi casi a invasión, de verdad Donald Trump sopesó bombardear territorio mexicano. Pero tranqui, tampoco en plan de guerra, sino sooolo porque quería deshacerse de los laboratorios de drogas que le pertenecen a los cárteles mexicanos. A pesar que el exmandatario sugirió a sus asesores, en varias ocasiones, tomar esta medida siempre le dieron el avión y no pasó a mayores.
Al menos eso es lo que cuenta Maggie Haberman, reportera del New York Times, en su nuevo libro titulado Confidence Man, donde en 607 páginas retrata diversas interacciones —bastante peculiares— que Trump sostuvo con líderes mundiales, miembros del Congreso y ayudantes en la Casa Blanca, mientras desempeñaba el cargo presidencial de los Estados Unidos.
A lo largo de este libro, Trump es retratado como un personaje narcisista, a veces encantador, otras veces cruel. Entre los numerosos relatos que se exponen a lo largo del libro, uno que destaca es el de la vez que el magnate republicano se reunió con Barack Obama en 2016 y se enfocó en pedirle que le pasara la receta para mantener los niveles tan altos en sus índices de aprobación; o el de la vez en que Trump se reunió por primera vez con la primera ministra británica, Theresa May, y se le ocurrió que era buena idea iniciar una larga y tendida conversación sobre el aborto.
Eeeso sí, cuando se trataba de las interacciones entre Trump y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, el libro detalla que las risas y los elogios no faltaban. Dentro de uno de los capítulos de este libro, se habla sobre la vez que a Trump —que en numerosas ocasiones, tanto públicas como privadas, le restaba importancia a la pandemia que inició en 2020— le dio COVID-19 y se presentó a sí mismo como la víctima.
P.D Este libro se publicará el siguiente martes, ¿ya apartaste tu copia?
