Ni Rusia ni Ucrania quieren dar por perdida a Severodonetsk, en donde los enfrentamientos alcanzaron un nivel que no se había visto antes en la asediada ciudad del Donbás. Según funcionarios ucranianos, el fuego cruzado está como nunca. Tan sólo Serhiy Haidai, gobernador de la región de Lugansk, informó que los invasores no dejan ni un momento de bombardear las calles, aunque los ucranianos han podido resistir en la zona industrial.
Cerca de allí, al otro lado del río que separa este poblado con el de Lysychansk, el presidente Volodymyr Zelensky visitó a sus tropas para darles palmadas en la espalda y desearles que todo vaya bien, más aún cuando tienen al enemigo tocándoles la puerta a unos kilómetros de distancia.
Esto es lo más cerca que ha estado el presidente de Ucrania de las líneas de avance de sus invasores desde que el Kremlin retiró sus fuerzas de Kyiv por allá de marzo y decidió concentrar sus esfuerzos en el frente oriental para intentar, en el menor tiempo posible, hacerse del Donbás.
“Nuestros héroes mantienen sus posiciones en Severodonetsk. Las feroces peleas callejeras continúan en la ciudad'', dijo Zelensky en su discurso nocturno del lunes.
Por otro lado, quien se sumó a Estados Unidos para proporcionar a sus aliados armas más pesadas fue Gran Bretaña, que informó les mandará artillería de largo alcance para intentar detener el avance ruso en las posiciones orientales.
“A medida que cambian las tácticas de Rusia, también debe cambiar nuestro apoyo a Ucrania”, dijo el secretario de Defensa, Ben Wallace, al anunciar que suministrarán sistemas de cohetes que pueden alcanzar objetivos a una distancia de varios kilómetros.
