Una vez más, se desató una serie de dimes y diretes entre Rusia y Ucrania. La razón es que, el viernes 29 de julio, un conjunto de misiles destruyó la carcel de Olenivka, la cual se encontraba ubicada al este de Ucrania. Se estima que murieron más de 50 personas, prisioneros de guerra ucranianos, y otras 75 resultaron heridas. El tema aquí es que no se sabe quién fue el que ordenó que se llevara a cabo dicho bombardeo.
Tanto Moscú como Kiev se están echando la bolita sobre quién fue el responsable de haber ordenado dicho bombardeo. Por un lado, Ucrania niega rotundamente haber atacado esta infraestructura civil y acusa a Rusia de haber cometido un “crimen de guerra”. Incluso, el presidente Volodomir Zelenski comentó en su intervención diaria lo siguiente: “Recibí hoy [viernes] la información sobre el ataque de los ocupantes en Olenivka, en la región de Donetsk. Es un crimen de guerra ruso deliberado, un asesinato de masa deliberado de prisioneros de guerra ucranianos”. La razón por la que Ucrania cree que Rusia llevó a cabo este ataque es porque no querían que el mundo se enterara sobre las condiciones en las que tenían a sus presos.
Por otro lado, las autoridades rusas acusaron a Ucrania de haber llevado a cabo dicho ataque con un misil que, para acabarla de amolar, fue fabricado en suelo estadounidense. Se quejan de que dentro de las personas heridas hay ocho que eran guardias de las instalaciones y pertenecían al Batallón Azov, un cuerpo que opera bajo la Guardia Nacional.
Durante este fin de semana, la televisión rusa transmitió crudas imágenes de cómo se ven ahora los interiores de esta cárcel, en donde salen barracas destruidas y camas metálicas retorcidas.
Al punto que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, decretó una evacuación obligatoria para las personas que permanecen en las zonas de Donetsk que Rusia no controla. El presidente anunció la evacuación obligatoria de esta región, justo antes de que lleguen los invasores. “Cuanta más gente deje la región de Donetsk ahora, menos tiempo tendrá Rusia para matar”, declaró el mandatario. Al respecto, la vice primera ministra, Irina Vereshchuk, pidió que la población escape antes del invierno, ya que los suministros de gas natural fueron destruidos.
Quien está muy orgulloso de su invasión es Vladimir Putin, que se paró en los festejos del Día de la Armada en San Petersburgo para hablar de lo fuerte que es y anunciar nuevas red flags a Occidente. Resulta que el presidente dijo que vienen en camino nuevos misiles de crucero hipersónicos Tsirkon que, según él, superan hasta nueve veces la velocidad del sonido y estarán listos para atormentar a sus enemigos navales
