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Un hambre por petróleo está amenazando la riqueza natural de Uganda y Tanzania

Por más que ecologistas han luchado para detener este ecocidio, los gobiernos permitieron un proyecto de perforación y oleoducto de millones de dólares.

Una cuestión de perspectiva

Si uno se para en el Parque Nacional de Murchison Falls en Uganda, se encontrará con un paisaje sin igual: parte del río Nilo que se extiende a lo largo de un bosque que sirve de hogar para numerosas especies de animales que van desde elefantes y pájaros raros, hasta monos colobos y jirafas. Cuando te decimos que esta escena parece sacada de El Rey León, no estamos exagerando. Aunque para algunos este paisaje podría considerarse como un patrimonio natural, existe otro tipo de personas que lo perciben como una fuente de riqueza de petróleo que sería un desperdicio no extraer.

Por ello, se ha vuelto común que la quietud que reside dentro del lugar se vea interrumpida por tropas de bulldozers y excavadoras que se han dedicado a invadir la zona, derribando sin piedad un montón de árboles antiguos.

Los protagonistas del proyecto

Tal y como The New York Times lo describe, la rica vegetación verde junto con la fauna que habita tanto en Uganda como Tanzania ahora peligra debido a una fiebre por petróleo que ha sido propagada por dos empresas petroleras multimillonarias: TotalEnergies de Francia y China National, mismas que han logrado persuadir a los gobiernos de ambas naciones para que les permitan perforar las orillas del lago Albert y transportar hasta la última gota de petróleo de la zona a través de un oleoducto que cruzará bosques, el lago Victoria, reservas marinas protegidas y reservas de caza en Tanzania donde se encuentran animales como leones, búfalos y la jirafa Rothschild —pssst! Que se encuentra en peligro de extinción—, hasta llegar a un puerto en la costa del Océano Índico.

Las numerosas red flags

Ciertamente hay muchas pero la que más destaca es la del desplazamiento que está afectando a las comunidades pesqueras y agricultoras de la zona. A pesar de que algunas empresas conjuntas como la del Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental prometió que pagaría por estos terrenos, los meses han pasado y las y los habitantes ya tienen prohibido pescar en la zona y sembrar cultivos comerciales como las bananas que ayudan a pagar por su comida y la escuela de sus hijos mientras que, tristemente, los prometidos pagos de compensación siguen sin llegar.

¿Y los ambientalistas?

Obvio que no se han quedado con los brazos cruzados, de hecho han tomado cartas en el asunto y han logrado generar críticas y demandas internacionales al respecto. Aunque la situación legal en Tanzania es algo compleja, ya que existe una ley que dice que toda la tierra es pública, seis grupos ambientalistas y de derechos humanos de Uganda y Francia demandaron a TotalEnergies por violar una ley francesa que exige que las empresas francesas defiendan los derechos humanos y la protección ambiental.

Desafortunadamente, el tribunal los mandó a volar a finales de febrero pero los activistas juraron continuar con su lucha dentro y fuera de los tribunales, aún si esto pone en compromiso su seguridad y bienestar, ya que muchos de estos defensores han denunciado hostigamiento, intimidación y detenciones arbitrarias.

Una de las cosas que más les preocupa

Son los posibles derrames de petróleo que podrían amenazar el lago Victoria, una fuente vital de agua dulce que abastece a 40 millones de personas que residen en Uganda, Tanzania y Kenia, así como la devastación del parque que protege las cataratas Murchison, una de las cascadas más poderosas del mundo. Asimismo han denunciado que este proyecto podría generar hasta 34 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono al año, más que las emisiones totales actuales de Uganda y Tanzania.

El otro lado de la moneda

Sin embargo, estas son preocupaciones que tanto los gobiernos de Uganda y Tanzania, como las dos compañías petroleras, TotalEnergies de Francia y China National, han calificado de exageradas, incluso falsas. Asimismo, han insistido en que buscan salvaguardar a las personas y el medio ambiente. Incluso dijeron que han respetado las leyes de los países y los principios de las Naciones Unidas sobre empresas y derechos humanos.

Mientras que algunos perciben el proyecto como un ecocidio, los funcionarios de Uganda y Tanzania consideran que las ganancias de este petróleo generarán un estimado de $2 mil millones de dólares anuales, lo suficiente para invertir en carreteras, hospitales y energía asequible en ambas naciones. Si todo es una cuestión de perspectiva, ¿qué lado de la balanza será el que pese más?

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