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La tierra no es de quien la trabaja

En México la tierra no es de quien la trabaja, es de quien tiene armas.

Esta vez la ironía de México fue un asesinato en medio de la celebración de Día de Muertos. México es muerte. Han sido meses de muchas tragedias y pérdidas humanas para el país. Ya sea por desastres naturales, por tragedias provocadas por negligencia, o porque a un sicario le pagaron 50,000 pesos. Sin importar la razón, últimamente la muerte se lleva los titulares casi a diario.

El pasado 1 de noviembre, poco después de las 8:00 pm, en un evento público, personas caracterizadas como catrinas estaban pecho tierra ante la amenaza verdadera de muerte. Cinco disparos sonaron y asesinaron a Carlos Manzo, presidente municipal independiente de Uruapan, Michoacán. Apoyaba al gremio agricultor, denunciaba la extorsión del crimen organizado y solicitaba protección por parte del Gobierno Federal: la fórmula perfecta para ser el siguiente objetivo del Cártel.

Harfuch al respecto dice que sí tenía protección, pero que “los agresores aprovecharon la vulnerabilidad de un evento público para organizar el ataque.” ¿Eso qué significa? Si el escenario de cientos de familias en el zócalo de un municipio en un día festivo es un espacio vulnerable para que sicarios disparen cinco veces a un presidente municipal que cuenta con seguridad reforzada, entonces ¿qué significa para la ciudadanía en general? Que las cifras de asesinatos disminuyan es bueno, pero no se traduce a una verdadera percepción de seguridad si llevar a tus hijos a una celebración comunitaria implica el riesgo de que lo alcance una bala perdida, o la generación de un estrés postraumático.

Antes, los asesinatos ocurrían en la oscuridad de lugares poco frecuentados y a altas horas de la noche. Ahora no importa la hora, el lugar, ni las circunstancias. Los sicarios cada vez tienen menos miedo o más valentía, no sé cuál es peor. Antes los Cárteles alcanzaban a quienes andaban en “malos pasos”. Ahora no importa el giro lícito al que te quieras dedicar, todo ha sido ya tocado por sus garras y contaminado con sus balas. Ya no estamos hablando de tráfico de droga, estamos hablando de limones y aguacates.

Lo que le deja dinero a los cárteles en México ya no es la droga, es el aguacate y el limón. Los factores que influyen en esta intromisión es que ambos son productos muy rentables, situando a México como líder mundial en exportación de aguacate y de limón hacia Estados Unidos. Por otro lado es un negocio legal pero mal protegido y regulado, por lo que es una opción muy atractiva para el lavado de dinero. Además, los cárteles ya controlaban las regiones productivas, por lo que aprovecharon esta presencia para cobrar cuotas por cada kilo cosechado a productores y extorsionar a empacadores y transportistas para permitirles las operaciones.

¿Y el Estado? Pues lo de siempre, rebasado y ausentes, cuando menos. Y cuando más, pues eso que no se dice pero se sabe: complicidad. Los extorsionadores llevan el chaleco del CJNG, pero llegan en camionetas del Gobierno Federal.

El asesinato de Manzo es el sexto asesinato de un alcalde en este año en México, el tercero en Michoacán, y uno más de la grande lista de personas a las que no les alcanzó el cobijo de las autoridades ante la furia del crimen organizado.

Este asesinato viene a enfatizar que en México la tierra no es de quien la trabaja. Es de quien tiene armas, dinero y poder para asesinar y salir impune.

SOBRE LA AUTORA

Abogada por la Universidad de las Américas Puebla. Co-creadora del podcast Mundo En Corto. Me he desempeñado en derecho corporativo internacional, propiedad intelectual, y derecho digital. Mi línea de investigación y acción son los derechos humanos con perspectiva de género interseccional. Me motiva aprender, cuestionar, desaprender y entender todo lo que me rodea de manera interdisciplinaria.