Sian Ka'an: El paraíso perdido entre montones de basura

Bautizado por los mayas como "las puertas del cielo”, este paraíso ha pasado a convertirse en un purgatorio donde habita un exceso de basura que llega de más de 45 países.

Por Lucía Corona

Este Día de la Tierra te queremos contar de Sian Ka’an. Bautizado por los mayas como "las puertas del cielo”, este paraíso ha pasado a convertirse en un purgatorio donde habita un exceso de basura que llega de más de 45 países. Un vacío legal, así como la falta de acción del gobierno municipal y propietarios extranjeros ha dejado estancados estos desechos. Aunque esta reserva tiene algunos guardianes, que cuidan de estas puertas a costa de la negligencia y el abandono.

¿Has soñado con cruzar las puertas del cielo? 

Llegar al cielo puede ser difícil. Sus puertas se vislumbran en el extremo sur de la Riviera Maya. Al final de la zona hotelera de Tulum, Quintana Roo, lejos del ruido de los hoteles, bares y restaurantes, se encuentra un arco de piedra que marca el inicio de las más de 500 mil hectáreas que componen la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, bautizada por los mayas como “las puertas del cielo”.

Se trata de una de las reservas de la biósfera más importantes de México y la humanidad. Ahí conviven muchos ecosistemas y alberga parte del segundo arrecife de coral más grande del planeta, que se extiende hasta Honduras, Guatemala y Belice. Es el hogar de muchas especies de plantas y animales, algunos en peligro de extinción, por cierto. Además ahí se encuentran más de 20 sitios arqueológicos que te transportan a la época prehispánica. 

Dentro del corazón de esta Meca ecoturística está el pueblo pesquero de Punta Allen. Y llegar hasta ahí no es nada sencillo. Al parecer, solo las almas más perseverantes lo consiguen atravesando la laguna Chunyaxché, que es como un laberinto acuático compuesto por varios canales que fueron trazados desde el siglo V d.C. por los mayas.

Aunque hay otra manera de llegar, recorriendo un complicado camino lleno de baches y relieves que ponen a prueba la resistencia de los vehículos y la paciencia de sus pasajeros. Sin embargo, lo cierto es que esto sirve como un filtro de visitantes y protege a la reserva del turismo masivo, así como de la invasión de construcciones.

"Queremos que esta parte mítica se conserve", nos dijo Cosme, un lanchero que ha vivido allí 28 años. Lamentablemente, esta barrera no ha sido capaz de prevenir que este paraíso esté libre de problemas, como la saturación de basura que se encuentra en las costas de Sian Ka’an.

Las red flags del Edén… 

En 1986, cuando Miguel de la Madrid era presidente, Sian Ka'an fue declarado Reserva de la Biósfera; al año siguiente, la Unesco la reconoció como Patrimonio de la Humanidad y para 2003 se incorporó a la lista de sitios Ramsar.

Por todos estos reconocimientos, llama tanto la atención ver a lo largo de la franja costera de la reserva un montón de propiedades privadas y "casas de descanso" que pertenecen a mexicanos y extranjeros. Pero como nos platicó Marco Lazcano, exdirector de la ONG Amigos de Sian Ka’an, esto se debe a que antes de que Sian Ka’an se convirtiera en reserva ya existían casas y terrenos en la zona. 

Sobre el tema de los extranjeros como dueños de terrenos, Juan Manuel Rullán, un abogado especializado en medio ambiente, nos explicó que aunque la ley prohíbe que un extranjero compre terreno mexicano que esté ubicado a 50 kilómetros de las playas, hay una práctica común: conseguir a un prestanombres para que intervenga en la compra de la propiedad.

Estas construcciones, así como la llegada del turismo irresponsable, ha provocado que dentro de la reserva existan amenazas como "la extracción ilegal de flora y fauna, la cacería furtiva, la pesca ilegal, los incendios, la construcción ilegal de infraestructura y la basura que se deposita en las playas de toda la zona costera”, como dicen la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en el “Programa de Manejo de Sian Ka’an”.

¡Ojo! También se ha reportado que dentro de la reserva recalan algunas embarcaciones de droga que viajan de Centro y Sudamérica. Medios como El Universal  y El País, han registrado el modus operandi de grupos delictivos, como el Cártel de Cancún, que utilizan los canales para transportar droga por el país y el extranjero. Pero ese es otro tema…

Unas puertas sucias

Dentro de Sian Ka’an está un mar color turquesa, capaz de hipnotizar con su belleza. Aunque basta con pisar la arena para que esta sensación de paz desaparezca, pues hay montones de basura: desde botellas, cepillos de dientes, taparroscas, calzado y una cantidad abismal de microplásticos.  

En TLK platicamos con Omar Ortíz Moreno, el actual director de la CONANP, quien nos dijo que la crisis plástica de este lugar no es un fenómeno reciente. De acuerdo con él, se originó desde que el ser humano creó el plástico y comenzó a tirarlo al mar. 

Aunque, “desafortunadamente, los procesos de contaminación se aceleraron con la revolución industrial”. Nada más para que te des una idea de la cantidad de basura que hay dentro de este Patrimonio de la Humanidad, Omar nos explicó que más o menos “hay dos toneladas y media de basura por kilómetro de playa”.

Y su procedencia te puede dejar en shock: “El 99% de la basura que se encuentra en Sian Ka’an, proviene de al menos 45 países (...) la mayoría de estos residuos provienen de distintas partes del continente americano, así como de países más alejados como Rusia, Polonia, Francia y China”, según Omar. 

La basura no conoce fronteras… 

Fíjate que de los 100,000 ríos que existen en el mundo, se estima que 1,000 de ellos son responsables del 80% de la basura que termina en los océanos. ¿Y el 20 % restante? Viene de barcos, buques de carga y cruceros turísticos que, con tal de ahorrarse una lana en el tratamiento de sus residuos, terminan arrojando su basura en altamar. Esto a pesar de que existen tratados internacionales que buscan prevenir este tipo de contaminación.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha señalado que cerca de ocho millones de toneladas de basura —85% es plástico— acaban en los océanos cada año… Es como si cada minuto un camión lleno de basura descargara su contenido en el mar. 

Dado que el océano está en constante movimiento, la basura no se queda quieta. Gran parte de la basura de América del Norte hasta Asia se estaciona en el Océano Pacífico, donde se encuentra una isla de basura tan pero taaan grande que es apodada el "séptimo continente". Imagínate ¡es tres veces más grande que Francia! Allí los residuos se mezclan y continúan dando el rol por el océano hasta llegar a distintas costas del mundo, entre ellas las de Sian Ka’an. 

Los afectados por esta problemática

Los animales y los corales son quienes pagan el precio. Se estima que alrededor de 100,000 animales marinos mueren al año por culpa del plástico, y que la mayoría de los peces ingieren plásticos por error sniff. Además, mira como es el karma que, al final, los humanos también nos vemos afectados por esto, ya que comprometemos nuestra salud cada vez que comemos pescado y mariscos cuyos organismos están llenos de microplástico. 

Con la llegada de toda esta basura, más la que se genera en la propia reserva, esto le da en la torre a tres de las principales actividades económicas dentro de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an: el ecoturismo, la pesca de langosta y la pesca deportiva. 

Entonces, ¿quién debería ser el encargado de recoger la basura que convierte esta paradisíaca reserva en una auténtica escena post apocalíptica? He ahí el dilema. 

El limbo entre la responsabilidad y la negligencia

Según el Programa de Manejo de la Reserva, el 94.6% del territorio de Sian Ka’an es propiedad nacional y el 5.3% restante es propiedad privada y ejidataria. La mayor parte de este último cacho de terreno se encuentra ubicado en la franja costera, que es a donde llega toda la basura.   

Aunque existen documentos como la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA); el Programa de Manejo de Sian Ka’an y el Programa de Ordenamiento Ecológico de la reserva, que dejan muy claro que tanto los propietarios y hoteleros, así como las personas locales y visitantes de la zona deben hacerse cargo de sus residuos, las leyes únicamente hacen mención de la basura que ellos mismos generan. Esto coloca a la reserva natural de Sian Ka'an en una especie de limbo jurídico, pues la basura que se encuentra en sus costas llega mayormente de fuera. 

Pero ese no es el único vacío legal con el que nos topamos. Y es que, tal y como Alfredo Arellano, exdirector de la CONANP y exsecretario de Ecología y Medio Ambiente, nos explicó, como son muy pocos habitantes los que realmente viven en las costas de Sian Ka’an (ya que es un paraíso que se habita por temporadas) muchas de las propiedades privadas no cuentan con títulos de concesión. Esto se debe a que los dueños no tramitan estos títulos porque: 

  1. Son muy caros

  2. Viene con un paquete de leyes y regulaciones que se deben de acotar 

  3. No hay una ley o autoridad que los obligue a hacerlo 

Además, las playas públicas de Sian Ka’an tampoco se otorgan a los municipios de Tulum y Felipe Carrillo Puerto (que es donde se encuentra la reserva) a menos que estos realicen un acuerdo de destino, que es una especie de concesión.

Estos títulos y acuerdos los obligarían a mantener las costas de Sian Ka’an limpias incluso si la basura no es suya, tal y como se estipula en el reglamento federal marítimo terrestre. Por todo esto, la basura de Sian Ka'an es de todos… y de nadie. 

El caso de la CONANP  

Ahora bien, si hay alguna autoridad ambiental gubernamental que podría estar sujeta a la responsabilidad de limpiar las playas de Sian Ka'an sería la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), pero el gobierno federal mexicano no destina los recursos económicos suficientes para hacerle frente a esta problemática.

¿Tan mal está la cosa? Imagínate, para las más de 500 hectáreas que componen el territorio de Sian Ka’an, la CONANP cuenta con un equipo de tan solo 22 personas, de las cuales únicamente 12 son guardaparques que están trabajando 24/7. “Somos muy pocos”, nos explicó Omar, el actual direc de la Comisión, que echó a volar su imaginación y planteó que incluso si todos estuvieran en campo les tocarían 33,000 hectáreas por persona para cuidar, “lo cual pues es prácticamente imposible”.

Esta situación ha llevado a Omar a que, cual juego de ajedrez, posicione a sus guardabosques de manera estratégica para que puedan vigilar y monitorear la zona de la forma más eficiente posible. 

Y es que, a pesar de que existe una tarifa de 105 pesos que todo visitante debe pagar para ingresar a la reserva, Alfredo nos aseguró que ese no es un ingreso suficiente para cuidar este territorio como se debe. 

Solo para que te hagas una idea de lo complicada que está la situación económica que anda atravesando la CONANP, el presupuesto que la Cámara de Diputados aprobó para 2023 es un 7.3% menor al de 2022 —es decir, le recortaron 73.8 millones de pesos—. Según los cálculos que realizó el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), cada hectárea natural protegida que existe en el país recibe menos de 9.7 pesos para su manejo y cuidado. 

Igual Alfredo nos dijo que “la inyección de recursos en áreas protegidas no ha sido una prioridad (para el gobierno mexicano). Esto es notorio en cuanto ves las instalaciones, en cuanto ves el equipamiento, en cuanto ves a la cantidad de gente trabajando”. 

Y es que, la administración del presidente Andrés Manuel se ha enfocado en mejor destinar inversiones de miles de millones de pesos a proyectos como el Tren Maya y el aeropuerto de Tulum, que en un futuro no muy lejano provocarán un impacto ambiental negativo sobre Sian Ka’an. 

Los guardianes de Sian Ka’an 

Si bien la situación es complicada, existen grupos e individuos que conforman un batallón para proteger y conservar esta reserva natural. Entre ellos los locales y miembros de comunidades indígenas y ejidales, así como algunas ONGs locales e internacionales.

Y cada día crece el número de personas y organizaciones que se unen a este esfuerzo colectivo. Hace algunas semanas, el Hotel Cielo y Selva unió fuerzas con los lugareños de Sian Ka’an para realizar una colecta de plásticos en las playas de Punta Allen. Al evento se sumaron miembros de Parley —una ONG internacional dedicada a la protección de los océanos—, Petgas, una empresa mexicana que transforma residuos plásticos en combustibles limpios, y Telokwento.  

Durante dos horas y media, se logró recolectar casi más de media tonelada de basura, de las cuales 440 kilogramos estaban conformados por residuos PET. 

Andoni Álvarez, dueño de Petgas, nos hizo reflexionar al decirnos que “por muy sustentables que seamos no podemos vivir sin plástico, pero la relación que tenemos hacia él no puede ser una de indiferencia ni de enemistad. Porque el plástico es un recurso. Solo nos falta que nosotros los humanos sepamos qué hacer con él. Convertirlo en algo positivo”. Por ello una de las iniciativas que Petgas propone es que se convierta el plástico en un desecho redituable. 

Por otro lado, Gerardo Ortiz, dueño del hotel Cielo y Selva, nos dijo que cada vez hay más gente limpiando playas y que cada vez hay más actividades para ayudar con esto, “pero el objetivo no es que haya más limpieza de playas, el objetivo es que cada vez sea menos la limpieza de playas y que esta conciencia se lleve a casa. Necesitamos hacer más y necesitamos dañar menos. Y la única forma de darnos cuenta de eso es siendo conscientes, haciéndose cargo”.  

Llegar a pisar las puertas del cielo, no es algo sencillo, pero resulta aún más desafiante protegerlas. La naturaleza en Sian Ka’an nos habla con su belleza y a la vez nos enseña la fragilidad de nuestro planeta.