Amparo y Amnistía, protégenos

En medio del alboroto electoral, en el Congreso de la Unión se aprobaron reformas muy importantes y que nos pueden afectar gravemente. Se trata de las reformas a la Ley de Amparo y a la Ley de Amnistía.

Las principales consecuencias de estas reformas es que le dan más poder al presidente, le resta independencia al Poder Judicial y puede cambiar la manera en la que nos protegemos colectivamente de los abusos de autoridad. 

Pero vamos por partes. Primero, ¿qué es el amparo? Es una herramienta que existe en nuestro sistema jurídico que protege nuestros derechos humanos de ser pisoteados por las autoridades. Para entenderlo mejor, funciona el siguiente ejemplo: si la autoridad quisiera demoler tu casa para realizar un aeropuerto ahí, un amparo sirve para que un juez determine si pueden realizar eso o no, y que no se trate de una actuación que viole derechos humanos. 

Ahora bien, entendiendo cómo funciona el amparo debemos enfocarnos en la primera de sus etapas, que se llama Suspensión del acto reclamado. Es una pausa en el juego, el juez obliga a la autoridad a no seguir actuando hasta que se dicte sentencia (la segunda etapa del amparo). Volviendo a nuestro ejemplo de la casa, con la suspensión la autoridad no podría seguir con sus obras de demolición hasta que se aclare la situación. Si no fuera por la suspensión, una vez demolida, ya no hay marcha atrás. Normalmente, esta pausa protege solo a la persona que la pide. Pero hay veces, sobre todo cuando se trata de derechos que afectan a varias personas, que la pausa aplica para todos. 

Sin embargo, con la reforma se limita que la suspensión aplique para todas las personas en casos de derechos colectivos, como salud, ambiente o educación. Ahora solo aplicará para quien solicita el amparo. Imagina que tú tienes protección de tu casa para que no construyan el aeropuerto pero los demás vecinos están en peligro. El efecto de protección de la suspensión de amparo sería prácticamente inútil. Además otra de las consecuencias de estas reformas, es que el legislador podrá restringir los casos en los que el juez puede otorgar la suspensión. Esto le resta poder al juez y abre la puerta para que se cometan atropellos.

En cuánto a las reformas a la ley de Amnistía, se faculta al presidente a perdonar penas en casos relevantes para el Estado Mexicano. La manera en que quedó redactada la reforma es bastante ambigua y puede dar pie a discrecionalidad del presidente en turno.

Si bien la figura de amnistía en principio puede funcionar para eliminar la injusticia por desigualdad de oportunidades, si no es controlada y limitada podría ser la antesala a un Estado de impunidad autorizado y legal. 

Además de las preocupantes consecuencias de estas reformas, es alarmante que el Congreso volviera a aprobar reformas legislativas sin análisis de fondo, utilizando una de las herramientas letales de este gobierno: las leyes aprobadas fast track. 

Es muy probable que dichas reformas se impugnen una vez publicadas en el Diario Oficial de la Federación y que así podamos limitar el abuso de poder antes de que se haga un mal uso de ellas.