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Lunes 29 de Abril de 2024

Avatar: La leyenda de Aang (Live Action): No era la trama, eran los temas

El gran fallo de la serie es que se adaptó la historia, pero se dejaron del lado las temáticas. Por eso es que por momentos la historia se siente plana.

25 de Febrero de 2024 - 19:58

Avatar: La leyenda de Aang (Live Action): No era la trama, eran los temas

Por Hauvery Cetina

Antes de empezar de lleno con mis opiniones respecto a la nueva serie de Avatar: La leyenda de Aang, tengo que aclarar algo. El mundo de Avatar (serie animada, cómics, novelas) es personal para mí. Es mi serie favorita de toda la vida, hasta tengo tatuados personajes. 

Ahora sí, vamos a la crítica. La historia en corto: Aang despierta después de 100 años para descubrir que La Nación del Fuego arrasó con todo su pueblo y amenaza con hacer lo mismo con las demás naciones. Él, el Avatar, es el único capaz de controlar los cuatro elementos y recuperar el balance del mundo.  

Ya teniendo eso sobre la mesa, reconozco que no era una historia fácil de adaptar. Desde el cambio de formato y lo que implica; desde la conexión afectiva que tiene con el fandom; y desde la profundidad de temas y personajes que maneja. Respeto el esfuerzo y entiendo por qué generó tanta expectativa… Sin embargo, también entiendo por qué los creadores originales se separaron tan temprano del proyecto.

Por sí sola: ¿qué hizo bien y qué hizo mal?

Mi primer instinto es compararla con la serie original (y lo haré). Sin embargo, haré el intento de analizarla tantito dentro de sí misma, porque como serie lo merece. Para empezar, reconozco gestos muy interesantes con ciertos personajes (que son lo más rescatable). La profundidad que le dieron a Suki, una guerrera Kyoshi que ha sido aislada del mundo para evadir formar parte de la guerra, y cómo batalla con la necesidad de descubrir qué hay afuera. 

En segundo lugar, me encanta que intenten desde ahora darle un arco a Azula, una de las principales antagonistas y favorita de los fans: mostrarla tan pronto como una adolescente despiadada, pero con un trauma claro por los abusos de un padre narcisista. 

Desgraciadamente, lo bueno que eso pueda aportar a la historia se diluye muy pronto, porque no tiene seguimiento de ninguna forma. Esto debido al que, yo creo, es el peor error de cómo escribieron la historia: se adaptó la historia, pero se dejaron del lado las temáticas. Por eso es que por momentos la historia se siente plana, sin sentido, y sin un eje afectivo para abrazarla y quererla tanto. 

¿Por qué falla como adaptación? 

Desde la primera escena se nota lo que Netflix quiso hacer: adaptar el arco del primer libro a un formato live action con episodios de 50 minutos, con un tono más serio, para un público más adulto. Desgraciadamente se olvidaron de lo más importante: adaptarla para un arco claro para los personajes. En otras palabras: Mucha trama, poco fondo. 

La serie animada tiene arcos de personaje y temáticos muy claros: una crítica a la colonización, el genocidio y un reflejo de las heridas que dejan estos en las víctimas (temas bastante actuales, de hecho). También mensajes de ternura, de afecto y de conciliación. La serie de Netflix quiso jugar a que todo esto no existe. 

Esto resulta en que nos muestren de primera imagen un genocidio brutal, pero que al final sólo sirve para dar un efecto “Wow” y no sirve en absoluto para abonar a la narrativa general. En vez de una Nación del Fuego sustentando su conquista bajo un argumento de “compartir su desarrollo industrial con el mundo”, dan sólo un “somos fuego y el fuego consume y se expande”, sin mucha sustancia.  En vez de un niño que tiene que aprender a asumir su responsabilidad y hacer lo que tiene que hacer (a su manera) en vez de evitarla, nos dan a un Aang plano, desde el inicio enfocado en cumplir su misión. 

En conclusión, por ahora —ya si quieren nos peleamos en X— si eres fan de la serie animada, te recomendaría ahorrarte la decepción. Si nunca has visto la serie de 2005 y quieres adentrarte a la historia, sólo ve la serie animada directamente. 

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