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Jueves 16 de Mayo de 2024
27 de Febrero de 2024 - 19:29
La OTAN es una organización clave para la defensa colectiva atlántica, que parte del principio: “Si atacas a uno, atacas a todos”. Nacida después de la Segunda Guerra Mundial, durante la mayor parte de su existencia fue Estados Unidos el líder indiscutible de su estrategia en seguridad.
No obstante, la relación entre la OTAN y el expresidente —así como actual aspirante a la candidatura a la presidencia del Partido Republicano— Donald Trump ha sido más que complicada.
Durante la administración pasada, su choque principal con los miembros fue porque Estados Unidos por sí mismo no podía asumir el total de los costos de la seguridad colectiva y se dedicó a presionar a los Estados miembros a que fueran mucho más participativos con el gasto.
La recomendación es que los países miembros gasten el 2% de su PIB en defensa, cifra que muchos no han acatado, pero que tampoco es obligatoria.
Cabe mencionar que Estados Unidos estaba cooperando con aproximadamente el 20% de contribuciones directas del organismo en el 2016, una cifra muy lejana al 100%.
Hace unos días el exmandatario manifestó que si un país miembro no pagaba las cuotas completas, Estados Unidos no haría nada para ayudarlo en el caso de un ataque y que inclusive alentaría a Rusia a realizar maniobras militares en su territorio.
Los comentarios del Republicano fueron controversiales, por decir lo mínimo, y pusieron nerviosos a más de uno.
Diversas personalidades manifestaron lo peligroso que eran los comentarios de Donald Trump incluyendo a Joe Biden, quien mencionó que las declaraciones eran muy “peligrosas” y que nunca había habido un presidente que se sometiera de este modo a Rusia.
Y es que en el contexto de la guerra en Ucrania, su postura puede ser interpretada como una puerta abierta a que Putin busque nuevas acciones militares en otros territorios en caso de que Trump sea reelegido como presidente.
Inclusive, funcionarios de la Unión Europea comentaron que lo dicho por el candidato no ayudaba a la defensa colectiva y que solo beneficiaba a Rusia.
No obstante, aunque las declaraciones de Donald Trump son controversiales, no son sorprendentes. En diferentes momentos, tanto Trump como Putin han dejado ver que existe una admiración mutua y cierta afinidad en temas internacionales.
Asimismo, el trasfondo del asunto va más allá de unos comentarios poco diplomáticos. Más bien son un indicador de la política exterior que Trump implementaría en el caso de su reelección: una política alejada de sus aliados tradicionales europeos.
Del mismo modo, pondrá a replantear a sus aliados en Asia, Europa y Medio Oriente si Estados Unidos es todavía un aliado creíble y garante de seguridad o si más bien se debe de apostar por un modelo donde cada Estado busque la defensa propia y no colectiva, lo que eventualmente aumentaría el gasto y competencia armamentista de cada país, sin beneficiar a organizaciones comunes como la OTAN.
